Hola! Buenos días!
Hace algún tiempo atrás, cuando mi hijo menor tenía unos 4 años, lo llevaba a su clase de natación, iba peleando con él, para variar en ese entonces, y de pronto se para, se da la vuelta, busca mi mirada y me dice..."me vas a matar de un infacto"...no, no es un error, fueron sus palabras, y por infacto se refería a infarto, con la dificultad que es para un niño de esa edad pronunciar la r.
Quede boquiabierta, luego me empecé a reír, esa minúscula personita con esa frasesota, no podía tener idea ni de lo que decía, cómo iba a saber que eso tenía que ver con un daño al corazón, y menos que podía tener relación con el enojo...no señor, no sabía lo que decía.
Luego me invadió la culpabilidad, ese pequeño niño de tan sólo 4 años de edad, había establecido una asociación entre una emoción y una frase, que yo usaba deliberadamente cuando me enojaba, léase bien...cuando YO me enojaba.
Veamos que hay detrás de este evento, resulta que un niño de 4 años tiene una conducta típica de un niño de 4 años, no quiere ir a la piscina porque quiere quedarse viendo sus tiras cómicas favoritas en la televisión, la Mamá, adulto responsable que "debe" enseñar a ese pequeño niño de 4 años el valor de la responsabilidad, decide llevarlo a pesar de su disgusto a una actividad que ella eligió para él, porque es "bueno" que aprenda a nadar y que se ejercite.
El pequeño niño de 4 años, que no tiene la posibilidad de negarse, va a la clase de natación, pero va enojado, hasta aquí todo parece normal. Lo raro es que él no tiene derecho de ir enojado, debe ir, a pesar de su deseo de quedarse en casa, y, según su Mamá responsable, debe ir FELIZ, la Mamá adulta va todo el camino fregándole la vida por su actitud incorrecta... por favor, ¡¿quién está mal en este historia?!
Luego cuando llegamos a la edad adulta no tenemos ni idea de lo que sentimos, y además nunca somos responsables de lo que sentimos, siempre hay alguien maluco allá afuera que me hace sentir terriblemente y por ello yo hago cosas inadecuadas, pero es culpa del otro.
Si revisamos la historia que les comparto aquí, notaremos dos conductas que tenemos los papás, que consideramos absolutamente normales, y que tienen un impacto muy importante en el enseñar a nuestros hijos a conocer y manejar sus emociones. Por un lado, la frase "me vas a matar de un infarto" coloca la culpa de MI enojo en el otro, que en este caso es un pequeñito que debe creer que él es terriblemente malo por intentar matar a su Mamá. Y por otro lado, le negamos el derecho a sentir y expresar su enojo, con lo cuál el niño empieza a creer que no es bueno sentir enojo, y en el tiempo lo lleva a bloquear la emoción.
Pero, ¿Cuál es el problema con bloquear las emociones? Es posible creer que esto es lo que hay que hacer para vivir en armonía, nada más lejos de la verdad.
Las emociones provienen de una necesidad que tiene la persona en un momento dado, y el reconocerla nos abre la posibilidad de elegir la forma más conveniente de resolver ese momento.
Cuando yo pongo la culpa de mi emoción en la conducta del otro, y desde allí decido mis acciones, le estoy dando al otro la posibilidad de manejar mi vida, en otras palabras, me convierto en el TÍTERE de esa persona. Entonces, si me dicen fea...lloro, si me dicen linda...lo abrazo, si no me invitan a jugar...me aíslo, y así vamos por la vida caminando al ritmo que nos marcan los demás.
Si desde muy pequeños nos enseñarán que nosotros tenemos el poder para decidir cómo sentirnos, el poder para tomar las palabras y acciones de otras personas y decidir si les damos valor o no, qué diferente sería nuestra vida, ¿no lo creen?, yo estoy convencida que así es.
Entonces, la propuesta aquí es que enseñemos a nuestros hijos que tienen ese poder de NO SER TÍTERE de nadie, y elegir responsablemente las acciones que más les convengan.
¿Cómo podemos hacer esto? Yo les dejo algunas ideas, y espero que entre todos nos podamos ayudar...
- Cuando hablemos de cómo nos sentimos con algo que paso, usemos el YO. Por ejemplo: Me enoje porque te tardaste 15 minutos en salir del colegio y habíamos acordado que estarías esperándome afuera.
- Cuando nuestros hijos expresen alguna emoción, ayudemos a darle nombre y respetemos el derecho a sentir de ese modo. Por ejemplo: veo que estas enojado porque no querías venir a la piscina, lo entiendo, pero es importante que hagas ejercicio y aprendas a nadar, al regresar a la casa tendrás más tiempo para seguir viendo tu programa.
- Elijamos nuestras acciones haciéndonos cargos de nuestras emociones. Por ejemplo: si nuestro hijo no cumple con la tarea, conversarlo con él e imponer una consecuencia si es necesario, pero continúe tratándolo con cariño y respeto.
- Mostremos que nuestras acciones no dependen de lo que otros hagan. Por ejemplo: si alguien nos atraviesa el carro en la calle, podemos decir... este pobre hombre debe tener una gran emergencia... y seguimos nuestro camino con normalidad.
En otro espacio les compartiré sobre las emociones, su uso constructivo y destructivo, para que podamos enseñara a nuestros hijos a usarlas sabiamente.
Espero que nos compartan otras ideas para enseñara a nuestros hijos a reconocer y decidir sobre sus emociones.
TIP: a veces le muestro a mis hijos la imagen de un títere o le hago con las manos señas como si estuviese manejando un títere, para recordarles que le están dando el poder a otro de elegir sus emociones, claro está, se enojan por lo que yo hago, pero espero que sirva para reforzar el mensaje.
¡Un fuerte abrazo!